El Primero de Mayo, Día Internacional de los trabajadores, celebramos una jornada reivindicativa que conmemora la solidaridad de los obreros de Chicago de 1886 y las víctimas de la defensa de los derechos laborales. También celebramos la fiesta de San José Obrero, modelo de los trabajadores y obreros que propone la Iglesia, en la que recordamos que en el taller de Nazaret aprendió a trabajar Jesús, a quien los evangelios llaman “el hijo del carpintero” (cfr. Mc 6, 3; Mt 13, 55).
Al celebrarlo este año, no podemos dejar de mirar a nuestro alrededor y constatar que lo que sigue proliferando es el trabajo indecente. En este contexto, como trabajadoras y trabajadores cristianos, nos sentimos llamados por Jesús de Nazaret a trabajar por la justicia (Mt 5, 1-11), mediante un compromiso fuerte a favor del trabajo decente, invitación que queremos hacer extensiva al conjunto de la sociedad y de la iglesia, manifestando que reclamar un trabajo decente implica situar a la persona en el centro de la sociedad y de la economía, como nos recuerdan palabras del Papa Francisco: “El trabajo no es sólo necesario para la economía, sino para la persona, para su dignidad, para su ciudadanía, y también para la inclusión social”.
Con ese espíritu os invitamos a los actos organizados en este 1º de mayo:
Eucaristía, organizada por la Delegación de Pastoral Obrera, el domingo 30 de abril, a las 20 horas, en Nuestra Señora de la Esperanza, calle de Pablo Neruda, 33 (Vicaría II).
Asistencia a la manifestación del 1º de mayo, junto a la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y la JOC (Juventud Obrera Cristiana). El lugar de encuentro será en la puerta de San Miguel de los Navarros, unos minutos antes de su comienzo.